El blog de Runruneando
La educación bilingüe en inglés se ha convertido en un tema clave en el sistema educativo español, especialmente en comunidades como Madrid. A pesar de sus objetivos iniciales, que pretenden dotar al alumnado de una competencia sólida en inglés, la realidad muestra numerosos desafíos. A continuación, se exponen diferentes perspectivas, evidencias y propuestas para replantear este modelo.
Comenzar a impartir asignaturas en inglés a edades muy tempranas puede, por un lado, facilitar la adquisición natural de la pronunciación y la familiarización con la lengua. Sin embargo, también es frecuente que el alumnado todavía no domine suficientemente la lectoescritura en su lengua materna, lo que puede generar confusión y frustración.
En la práctica, se observan casos en los que el alumnado, con apenas 5 o 6 años, se ve obligado a escribir y comprender asignaturas troncales en inglés sin un dominio previo de la lengua. Muchos niños no entienden los contenidos y necesitan refuerzo extraescolar. Esta situación puede crear desigualdades entre quienes disponen de recursos adicionales (clases particulares, academias, etc.) y quienes no pueden permitírselo.
Además, los profesores a menudo no cuentan con la formación específica necesaria para impartir materias no lingüísticas en una lengua extranjera. Esta falta de preparación conlleva explicaciones superficiales y una mayor probabilidad de que el alumnado pierda interés o se sienta frustrado.
Diversos estudios universitarios y asociaciones señalan carencias significativas en la aplicación del modelo bilingüe en España:
Estos datos evidencian que, sin una estrategia sólida de implantación y un apoyo institucional adecuado, la educación bilingüe puede convertirse en una fuente de desigualdad y un lastre para la calidad de la enseñanza.
El término CLIL (Content and Language Integrated Learning) hace referencia a la enseñanza integrada de contenidos y lengua extranjera. En este enfoque, se imparten asignaturas como ciencias, historia o matemáticas en inglés, pero siguiendo metodologías muy específicas:
Si el profesorado no recibe suficiente preparación en CLIL, la implantación del bilingüismo puede degenerar en simples traducciones de apuntes y memorización de vocabulario, sin un aprendizaje significativo.
El debate entre la inmersión temprana y la introducción progresiva es complejo:
Lo esencial es la planificación con criterio pedagógico, con docentes formados, recursos adecuados y un seguimiento constante de la evolución del alumnado.
Para que el inglés se interiorice de forma real y duradera, lo ideal es practicar fuera del aula: ver películas en versión original, leer libros sencillos, conversar en inglés, etc. Sin embargo, no todas las familias pueden permitirse academias o dedicar tiempo a reforzar la lengua extranjera en casa. Esto limita la exposición al inglés y acrecienta la brecha entre alumnos.
En muchos casos, el sistema depende demasiado del refuerzo externo para que el programa funcione, lo cual cuestiona hasta qué punto la educación puede considerarse verdaderamente bilingüe si gran parte de la progresión depende de lo que ocurra fuera del colegio.
En los colegios británicos o internacionales:
Mientras tanto, en la educación pública bilingüe de la Comunidad de Madrid, el nivel de inmersión es menor y los docentes a menudo no disponen de la misma formación ni de los materiales adecuados. La falta de continuidad y los recursos limitados repercuten directamente en los resultados.
Para convertir la educación bilingüe en un auténtico motor de aprendizaje y no en una fuente de desigualdades, se precisan medidas concretas:
Si se aplican estas claves, la educación bilingüe puede conseguir sus objetivos: capacitar al alumnado para desenvolverse en inglés sin descuidar el dominio de su lengua materna ni los contenidos curriculares.
En definitiva, un modelo bilingüe real debe ofrecer suficiente exposición al inglés, una formación sólida para el profesorado y una metodología adaptada a la edad y a las capacidades de los alumnos. De lo contrario, se corre el riesgo de crear un sistema de enseñanza que ni impulsa el dominio del inglés ni garantiza el aprendizaje de los contenidos de manera efectiva.