El acto de compartir es una habilidad social fundamental que juega un papel crucial en el desarrollo emocional y social de los niños. Sin embargo, como padres, a menudo nos enfrentamos al dilema de si debemos enseñar a nuestros hijos a compartir en todas las situaciones. En este artículo, exploraremos desde perspectivas pedagógicas, neurológicas, científicas y pediátricas la importancia del compartir, cuándo es apropiado fomentarlo y cómo podemos inculcar este valor de manera efectiva en nuestros hijos.
¿Qué significa compartir?
Compartir va más allá de simplemente prestar un juguete o dividir una golosina. Es un acto que implica empatía, generosidad y la capacidad de reconocer y responder a las necesidades de los demás. Según la educadora María Montessori, "el niño que ha aumentado su propia independencia con la adquisición de nuevas capacidades puede dar mayores ayudas a los demás". Esta reflexión nos recuerda la importancia de permitir que los niños desarrollen su autonomía para que puedan compartir y colaborar de manera auténtica.
La evolución neurológica y el compartir
Desde una perspectiva neurológica, es importante entender que el cerebro de un niño está en constante desarrollo. Los niños menores de tres años se encuentran en una etapa egocéntrica, como lo describió Jean Piaget en sus estudios sobre el desarrollo cognitivo infantil. Durante esta fase, los niños tienen dificultades para comprender las perspectivas de los demás, lo que hace que compartir sea un concepto abstracto para ellos.
El lóbulo frontal, responsable de funciones ejecutivas como la empatía, el control de impulsos y la toma de decisiones, continúa desarrollándose hasta bien entrada la adolescencia. Por lo tanto, es completamente normal y realista que un niño pequeño se niegue a compartir, ya que su cerebro aún no ha desarrollado completamente las habilidades necesarias para comprender y valorar este acto.
¿Por qué los niños deben (o no deben) compartir?
Razones para fomentar el compartir:
- Desarrollo social: Ayuda a los niños a interactuar de manera positiva con sus iguales, construyendo relaciones saludables y aprendiendo a trabajar en equipo.
- Empatía y habilidades sociales: Al compartir, los niños aprenden a reconocer y responder a las emociones y necesidades de los demás.
- Resolución de conflictos: Practicar el compartir puede reducir las peleas y disputas por objetos, enseñando a los niños a negociar y comprometerse.
Razones para no forzar el compartir:
- Desarrollo de la autonomía: Respetar las decisiones del niño sobre sus pertenencias fortalece su sentido de independencia y confianza en sí mismo.
- Comprensión de la propiedad y límites personales: Aprender que tienen derecho a sus propias cosas ayuda a los niños a establecer y respetar los límites personales, esenciales para su bienestar emocional.
- Evitar sentimientos negativos: Forzar a un niño a compartir puede generar resentimiento, frustración e incluso conductas oposicionistas.
Contextos en los que compartir es apropiado
- Juegos colectivos y colaborativos: En actividades donde el objetivo es la diversión conjunta, compartir recursos y juguetes puede enriquecer la experiencia.
- Actividades escolares: En proyectos en grupo, compartir materiales y responsabilidades es fundamental para el éxito colectivo.
- Entorno familiar: Fomentar la ayuda mutua entre hermanos y familiares fortalece los lazos y promueve un ambiente de apoyo.
Contextos en los que no es necesario compartir
- Objetos personales y especiales: Juguetes favoritos, peluches de apego u objetos con valor sentimental no deben ser forzados a compartirse.
- Necesidad de espacio personal: Hay momentos en que los niños necesitan jugar solos o disfrutar de sus pertenencias sin interrupciones.
- Cuando el niño no se siente cómodo: Si el niño muestra señales de ansiedad o incomodidad al compartir, es importante respetar sus sentimientos.
¿Se debe forzar a los niños a compartir?
Forzar a los niños a compartir puede tener consecuencias negativas a largo plazo. Estudios publicados en el Journal of Pediatric Psychology indican que los niños obligados a compartir pueden desarrollar sentimientos de inseguridad y resentimiento hacia los demás. En lugar de forzar, es más efectivo guiar al niño y modelar el comportamiento deseado.
La psicóloga infantil y autora Jane Nelsen, conocida por su enfoque de Disciplina Positiva, sugiere que "los niños hacen mejor cuando se sienten mejor". Esto significa que cuando respetamos sus sentimientos y necesidades, es más probable que actúen de manera positiva, incluyendo el compartir.
Situaciones cotidianas: imaginando escenarios
Con los hermanos
Caso: Ana tiene un muñeco nuevo y su hermano menor, Pablo, quiere jugar con él.
Estrategia: En lugar de exigir a Ana que comparta, puedes decir: "Entiendo que te gusta mucho tu muñeco nuevo. ¿Te gustaría jugar juntos más tarde o quizás encontrar otro juguete que podáis disfrutar ambos?"
Con los amigos en casa
Caso: Durante una visita, un amigo quiere usar los rotuladores favoritos de Lucía.
Estrategia: Puedes preparar con anticipación y preguntar a Lucía qué juguetes está dispuesta a compartir y cuáles prefiere guardar.
En el parque con desconocidos
Caso: Otro niño pide prestado el balón de fútbol de Mateo.
Estrategia: Respeta la decisión de Mateo si no quiere compartir en ese momento y ofrece alternativas, como invitar al otro niño a jugar juntos si ambos están de acuerdo.
Consejos prácticos para padres
- Modela el comportamiento deseado: Los niños aprenden observando. Si ven que los adultos a su alrededor comparten y son generosos, es más probable que imiten ese comportamiento.
- Crea un entorno de confianza: Asegúrate de que el niño se sienta seguro y comprendido. Si siente que sus necesidades son respetadas, estará más dispuesto a considerar las de los demás.
- Fomenta la empatía: Habla con tu hijo sobre cómo se sienten los demás. Pregunta: "¿Cómo crees que se siente tu amigo cuando no compartimos?" Esto ayuda a desarrollar la comprensión emocional y las habilidades sociales.
- Ofrece alternativas: Si el niño no quiere compartir un objeto en particular, sugiere otros juguetes o actividades que podáis disfrutar juntos.
- Establece reglas claras y coherentes: Explica las expectativas en diferentes contextos, como en el colegio o durante las visitas de amigos, para que el niño sepa qué esperar.
- Elogia el comportamiento positivo: Reconoce y celebra cuando el niño decide compartir por su propia voluntad. Esto refuerza el comportamiento y aumenta su autoestima.
- No castigues por no compartir: Evita penalizar al niño por no compartir. En lugar de eso, utiliza la situación como una oportunidad para enseñar y guiar.
Resumen de las ideas más importantes
- Compartir es una habilidad que se desarrolla con el tiempo y requiere madurez cognitiva y emocional.
- No es efectivo ni recomendable forzar a los niños a compartir; es más beneficioso guiar, modelar y ofrecer oportunidades naturales para que lo hagan por iniciativa propia.
- Respetar la autonomía y las decisiones del niño fortalece su autoestima y le enseña sobre propiedad y límites personales.
- Fomentar la empatía y la comprensión de las emociones ajenas es clave para que los niños aprendan a compartir de manera genuina.
- Los padres y educadores desempeñan un papel crucial al proporcionar ejemplos positivos y entornos que promuevan el compartir sin coerción.
Esperamos que este artículo haya proporcionado información valiosa y útil para entender mejor cómo abordar el tema de compartir en la infancia. Al respetar su desarrollo y guiarles con paciencia y comprensión, podemos ayudar a nuestros hijos a convertirse en individuos empáticos y generosos.
Bibliografía
- María Montessori, El niño en familia, Editorial Montessori-Pierson.
- Jean Piaget, El criterio moral en el niño, Editorial Morata.
- Jane Nelsen, Disciplina positiva, Ediciones Medici.
- Journal of Pediatric Psychology, estudios sobre el desarrollo social y emocional en la infancia.
- Estudios neurológicos sobre el desarrollo del lóbulo frontal en niños, Neuroscience and Biobehavioral Reviews.