La tendencia de los niños a decir mentiras suele preocupar a padres y educadores. ¿Debemos considerar la mentira infantil como algo malo, o es en realidad una etapa natural del desarrollo? Investigaciones actuales sugieren que, en gran medida, mentir forma parte del crecimiento cognitivo y social de los niños Neuroscience News – “Why Do Kids Lie, and Is It Normal?” (2018) NPR – Cosmos & Culture, 2017. A continuación, exploramos por qué mienten los niños, qué nos revela este comportamiento sobre su inteligencia y emociones, cuáles son las causas y tipos de mentiras más comunes según la edad, y cómo abordar el tema de forma empática y educativa en casa y en la escuela.
Para aliviar a muchos padres: mentir en la infancia temprana rara vez es motivo de alarma desde una perspectiva del desarrollo Neuroscience News – “Why Do Kids Lie, and Is It Normal?” (2018). De hecho, la aparición de las primeras mentiras suele indicar un hito cognitivo importante. Estudios muestran que la mayoría de los niños comienza a intentar engañar entre los 2 y 4 años NPR – Cosmos & Culture, 2017. Lejos de ser un indicador de comportamiento antisocial, estas primeras mentiras señalan que el niño ha desarrollado ya cierta conciencia de la mente ajena. Cuando un pequeño de tres años dice “Yo no fui” con las manos manchadas de chocolate, está revelando que comprende que usted no posee la misma información que él – un signo temprano de teoría de la mente NPR – Cosmos & Culture, 2017.
Por supuesto, que la mentira sea “normal” no significa que todas las mentiras sean deseables. Lo importante es distinguir la intención y la etapa evolutiva. En preescolares, las mentiras suelen ser chapuceras y evidentes (el típico niño que niega haberse comido el pastel con la boca llena de migas) y no responden a maldad, sino a inmadurez Neuroscience News – “Why Do Kids Lie, and Is It Normal?” (2018). A estas edades, los niños muchas veces confunden la fantasía con la realidad y no tienen aún un sentido moral firme sobre la honestidad Little Sunshine’s Preschool Blog – “Teaching Kids To Be Honest” (2020). Incluso pueden llegar a creer que si piensan que algo no ocurrió, entonces realmente no ocurrió. En otras palabras, han descubierto que es posible instalar en la mente del adulto una creencia falsa para lograr un objetivo.
Conforme crecen, los niños desarrollan también su moralidad. En la primaria comienzan a comprender mejor por qué mentir está mal en muchos casos, y a anticipar que si mienten podrían sentirse culpables NPR – Cosmos & Culture, 2017. Hacia la adolescencia, diferencian entre “mentiras blancas” (por ejemplo, para no herir los sentimientos de alguien) y mentiras dañinas o egoístas. En resumen, mentir forma parte del desarrollo social y cognitivo. No se trata de que el niño sea “malo” o que vaya a tener un problema de conducta grave en el futuro, salvo casos extremos en que se acompañe de otros patrones disruptivos Neuroscience News – “Why Do Kids Lie, and Is It Normal?” (2018).
¿Por qué la capacidad de mentir aparece justamente en torno a los 3-4 años? La respuesta está en el desarrollo de ciertas habilidades cognitivas y emocionales:
Teoría de la mente:
Es la capacidad de entender que otras personas tienen pensamientos, creencias y perspectivas distintas de las propias. Un niño no puede mentir deliberadamente hasta que adquiere esta habilidad. Antes de los 4 años, muchos pequeños piensan que todos comparten la misma información que ellos; por eso, un niño de 3 años jugando al escondite puede reírse y revelar su escondite, sin comprender aún el concepto de engañar NPR – Cosmos & Culture, 2017. Alrededor de los 4-5 años, los niños superan esta etapa egocéntrica y descubren que pueden manipular la creencia ajena. Este avance cognitivo –entender que “las creencias pueden ser falsas”– está directamente ligado a la aparición de la mentira Journal of Experimental Child Psychology.
Funciones ejecutivas (memoria de trabajo e inhibición):
Mentir requiere un esfuerzo mental considerable. El niño debe recordar la verdad, su mentira y a quién se la dijo, suprimir la respuesta verdadera, y sostener la historia ficticia de forma coherente Psychology Today Blog – “Why your child’s lies may be a sign of intelligence” (2018). Esto implica el desarrollo de funciones ejecutivas, las cuales maduran a lo largo del tiempo, permitiendo una mentira más sofisticada con la edad.
Imaginación y creatividad:
La creatividad infantil juega un papel dual. Por un lado, algunos niños pequeños mienten como extensión de su juego imaginativo; al mismo tiempo, una mayor creatividad puede facilitar la elaboración de mentiras más complejas. Algunas pedagogías, como Waldorf, señalan que la narración de fantasías no necesariamente es una mentira malintencionada, sino una forma de expresión creativa Revista Erziehungskunst (Waldorf), 2020.
Inteligencia emocional y empatía:
Con el crecimiento, aparece la mentira prosocial o “mentira piadosa”. Aquí, el niño miente para evitar herir los sentimientos de otros, mostrando signos de empatía y comprensión social NatGeo – Overheard Podcast, 2019. Esto indica que, en ocasiones, la mentira también puede ser un reflejo de madurez emocional.
Mentir es humano. Desde una perspectiva evolutiva, la capacidad de engañar surgió como una ventaja en la competencia social y en la comunicación. Nuestros antepasados pudieron haber utilizado el engaño para evitar peligros o conseguir recursos Trends in Psychology (2019).
En la vida cotidiana, las causas de la mentira infantil se pueden agrupar en:
Evitación de castigos o consecuencias:
El niño miente para evitar meterse en problemas. Por ejemplo, negar haber roto algo para no ser castigado Little Sunshine’s Preschool Blog – “Teaching Kids To Be Honest” (2020).
Obtener un beneficio o deseo:
Mentir para conseguir algo deseado, como obtener permiso para ver la tele o recibir un dulce extra.
Experimentación social:
Contar mentiras para ver la reacción de los demás, lo que es una forma de ensayo social.
Imaginación y juego:
A veces, lo que parece mentira es simplemente el reflejo de un fuerte deseo o una expresión de fantasía (por ejemplo, afirmar que tiene un amigo invisible).
Llamar la atención:
Al ocultar sentimientos o inventar historias, algunos niños buscan atraer miradas y cuidados extra.
Imitación de comportamientos:
Los niños tienden a imitar a sus hermanos o a los adultos, por lo que si se ven modelos que mienten frecuentemente, lo considerarán normal.
Presión y expectativas excesivas:
Ante la presión por cumplir con expectativas altas, algunos niños mienten para parecer conformes a lo que se espera de ellos NatGeo – Overheard Podcast, 2019.
A continuación, se describen algunos tipos comunes de mentiras en niños, con ejemplos ilustrativos:
Mentiras para encubrir una travesura (encubrimiento):
Ejemplo: Un niño de 4 años, al romper un adorno, dice: “No, yo no lo rompí, fue el gato” para evitar el castigo.
Mentiras para obtener algo (instrumentales):
Ejemplo: Decir “Papá dijo que luego me das helado” cuando en realidad no es cierto.
Mentiras fantásticas o de juego:
Ejemplo: “Tengo un amigo invisible que vive en mi cuarto” o “ayer volé en un dragón”, donde la intención es compartir una fantasía más que engañar malintencionadamente.
Mentiras por imitación o juego de roles:
Ejemplo: Al jugar a la tienda, decir que “esta muñeca cuesta 100 euros” para ensayar roles y negociar.
Mentiras para no herir sentimientos (piadosas):
Ejemplo: Fingir agrado ante un regalo que no le gusta, como decir “¡qué chulo, me encanta!” para cuidar los sentimientos de quien se lo obsequió.
Mentiras de autopromoción o exageración:
Ejemplo: Afirmar “yo ya sé leer libros de mayores” cuando en realidad apenas reconoce algunas palabras.
Mentiras de escape o evitación:
Ejemplo: Decir “me duele la barriga” para evitar ir a la escuela o una actividad que le genera ansiedad.
Bebés y niños pequeños (menos de 2 años):
A esta edad, la conducta "engaño" es instintiva y no se planifica.
Preescolar (2 a 4 años):
Las primeras mentiras verbales aparecen de forma incipiente; el niño confunde realidad y fantasía y tiene dificultades para sostener la mentira.
Edad preescolar avanzada (4-5 años):
La mentira se vuelve más creíble a medida que el niño comprende que las mentes son independientes, aunque aún suele ser poco elaborada.
Edad escolar inicial (5-8 años):
La habilidad para mentir mejora notablemente gracias al desarrollo de funciones ejecutivas y del lenguaje. Los niños mienten para probar límites y, en ocasiones, para evitar responsabilidades.
Edad escolar media (9-12 años):
Comprenden bien la diferencia entre la verdad, la mentira y las “zonas grises”. Pese a poder mentir con mayor eficacia, muchos experimentan culpa al hacerlo y valoran la honestidad.
Adolescencia (13+ años):
Se produce un repunte en las mentiras, muchas veces motivado por la búsqueda de autonomía, privacidad o para evadir conflictos familiares. A nivel de capacidad, los adolescentes ya dominan la mentira tan bien como un adulto promedio.
Intentar eliminar la mentira “a toda costa” puede resultar contraproducente. Estudios indican que un enfoque punitivo extremo puede fomentar que los niños mientan de manera más sofisticada para evitar castigos.
En lugar de ello, se recomienda:
Comunicación abierta y sin juicios:
Explorar por qué el niño sintió la necesidad de mentir y aclarar las consecuencias de la falta de honestidad.
Reconocimiento y empatía:
Aceptar que el niño miente a veces como respuesta a emociones (miedo, vergüenza o necesidad de atención) y trabajar en esas emociones.
Enseñar el valor de la verdad:
Mostrar a los niños, con ejemplos y actividades, que la sinceridad fortalece las relaciones y que, en el largo plazo, la honestidad les beneficiará a ellos mismos.
Evitar reacciones punitivas excesivas:
Reaccionar con calma e invitar al diálogo en lugar de castigar severamente, lo que solo incrementaría la motivación para mentir.
Mantener la calma y evitar confrontaciones agresivas:
Abordar la situación con serenidad y explicar por qué la honestidad es fundamental.
No arrinconar con preguntas trampa:
Evitar preguntas cuyo propósito sea simplemente “pillar” al niño. Se debe buscar dialogar sobre lo ocurrido.
Reconocer la emoción detrás de la mentira:
Preguntar y entender qué motiva la mentira, validando los sentimientos del niño.
Brindar una salida honrosa:
Dar al niño la oportunidad de corregir su mentira sin sentir vergüenza, incentivando la confesión de la verdad.
Refuerzo positivo de la honestidad:
Elogiar y premiar las ocasiones en que el niño dice la verdad, incluso si resulta difícil para él.
Modelar la honestidad:
Los adultos deben ser ejemplo de veracidad, reconociendo sus propios errores y compartiendo la importancia de la sinceridad.
Adecuar consecuencias a la situación:
Aplicar consecuencias lógicas y proporcionales, evitando castigos desmedidos que fomenten la mentira.
Utilizar cuentos y juegos:
Incorporar relatos y actividades lúdicas que ilustren la importancia de la verdad de forma indirecta y educativa.
Buscar el origen de las mentiras recurrentes:
Investigar si hay factores emocionales o sociales que estén impulsando al niño a mentir constantemente.
Causas en la adolescencia:
Peligros y consecuencias:
Cómo acompañar al adolescente:
Montessori:
Reggio Emilia:
Waldorf:
En preescolar (3-5 años):
En primeros años de primaria (6-8 años):
En preadolescencia (9-12 años):
En la adolescencia (13+ años):
Esta bibliografía respalda que la mentira infantil es un fenómeno complejo, ligado al desarrollo cognitivo, emocional y social del niño. Entender y acompañar este proceso es fundamental para formar individuos íntegros y capaces de valorar la confianza mutua.