📖 Un cuento para edades de 5 a 8 años.
⏳ Tiempo de lectura: 10 minutos.
📝 Runi descubre en una isla mágica que las palabras amables tienen un poder más grande de lo que creía.
Había una vez un niño llamado Runi 👦. Tenía una gran curiosidad por el mundo, una imaginación sin límites y era muy inteligente, siempre tenía una respuesta para todo. Sin embargo, Runi tenía un pequeño problema: siempre decía lo que pensaba sin considerar los sentimientos de los demás. Si algo no le gustaba, lo decía sin rodeos. Si alguien cometía un error, se lo hacía saber de la manera más directa, sin preocuparse por si sus palabras herían.
Un día, mientras exploraba el ático polvoriento de su casa 🏠, Runi encontró un viejo libro 📚. En la portada, con letras doradas, se leía: "El Gran Libro de los Modales". Intrigado, Runi lo abrió, y en ese mismo instante, un viento fuerte lo envolvió. De repente, Runi ya no estaba en el ático, sino en una isla apoyada sobre las nubes, llena de colores vibrantes y árboles que susurraban palabras bonitas al viento 🌳🍃.
Pero, en medio de aquella belleza, un relámpago cayó del cielo, resquebrajando la tierra y transformando todo a su alrededor. Los colores comenzaron a desvanecerse, dejando un rastro de gris allá donde el relámpago había golpeado.
"¿Dónde estoy?", se preguntó Runi en voz alta.
"Estás en la Isla de los Modales", respondió una voz grave pero amable. Runi miró a su alrededor y vio a un búho grande y sabio que lo observaba desde la rama de un árbol de palabras. Era el Señor Bu 🦉, el guardián de la isla.
"¡Qué lugar tan extraño!", exclamó Runi. "¿Y tú quién eres?"
"Soy el Señor Bu, y cuido de esta isla donde el Modal vive en paz. Cada uno representa un comportamiento importante. Pero parece que tu llegada ha causado un desbalance, algo extraño está pasando."
Runi frunció el ceño. "¿Y qué tengo que ver yo con eso?", preguntó Runi.
El Señor Bu miró a Runi con sus ojos sabios y parpadeó lentamente. "Tu presencia aquí parece haber afectado a la isla de algún modo, pero todavía no entiendo el motivo. No te preocupes, estoy aquí para ayudarte", dijo con una voz tranquila.
Runi, sin pensarlo demasiado, aceptó la oferta del Señor Bu sin siquiera agradecerle. Justo en ese momento, una pequeña criatura de color verde con grandes ojos amables se acercó tambaleándose. Era Gracias 🙏, el Modal del agradecimiento. Sus hojas normalmente vibrantes y verdes estaban ahora marchitas y apagadas, como si algo la hubiera dejado sin energía. A su lado estaba Porfi 😊, el Modal de la cortesía, una criatura rosada con una gran sonrisa que ahora parecía forzada y desvanecida.
"Señor Bu, algo extraño está ocurriendo", dijo Gracias con voz débil. "Me siento... diferente, como si no tuviera fuerzas para ser yo misma".
"Yo también", añadió Porfi, con una mueca de incomodidad. "Siento que no tengo ganas de sonreír y ser cortés".
Ambas criaturas miraban a Bu con preocupación, buscando una explicación. Pero antes de que el búho pudiera responder, Runi, que se estaba impacientando, se cruzó de brazos y frunció el ceño. "¡Oye, yo estaba aquí primero!", exclamó, interrumpiendo la conversación de Gracias y Porfi.
El Señor Bu observó atentamente a Runi, y de repente todo comenzó a tener sentido. "Ahora entiendo lo que está pasando", dijo con voz serena. "Runi, parece que tu falta de modales está afectando el equilibrio de la isla. Tu falta de agradecimiento y cortesía está debilitando a los Modales, que son fundamentales para mantener esta isla en armonía."
Runi, sorprendido, miró a Gracias y a Porfi. "¿Qué? ¿Todo esto es culpa mía?" preguntó, un poco avergonzado al darse cuenta de que su comportamiento estaba causando problemas.
"Sí, Runi", dijo el Señor Bu amablemente. "Tu manera de actuar ha desequilibrado la isla. Es importante ser honesto, pero también es esencial ser amable y respetuoso."
Runi, sintiéndose cada vez más incómodo, bajó la cabeza. "Y... ¿cómo puedo ayudar?" preguntó, finalmente mostrando un poco de humildad.
El Señor Bu asintió con una sonrisa amable. "Muy bien, Runi. Si realmente quieres ayudar, te acompañaré a conocer a los diferentes Modales. Para devolverles su energía, tendrás que hacer algo por ellos, algo que les haga sentir bien y les ayude a recomponerse."
Runi, decidido a enmendar su error, aceptó la propuesta. Juntos, el Señor Bu y Runi comenzaron su recorrido por la isla.
Mientras caminaban, llegaron a un pequeño lago de aguas cristalinas, donde una criatura azul y tranquila flotaba sobre una hoja de loto. Era Tranqui 🕰️, el Modal de la paciencia. Parecía relajado, pero al acercarse, Runi notó que sus ojos se movían inquietos de un lado a otro.
"¿Qué ocurre, Tranqui?" preguntó el Señor Bu.
"Estoy perdiendo mi calma, Señor Bu", respondió Tranqui con un suspiro. "Últimamente, todos están muy apresurados, y no puedo encontrar la paz que solía tener."
Runi miró a Tranqui y se sintió un poco incómodo. "¿Cómo puedo ayudarte?" preguntó.
Tranqui lo miró con una sonrisa suave. "Me ayudaría mucho si pudieras esperar aquí conmigo, sin impacientarte, hasta que el sol se oculte detrás de las montañas. A veces, la paciencia se trata de saber esperar el momento adecuado."
Runi, que siempre había sido impulsivo, aceptó el desafío. Se sentó junto a Tranqui y el Señor Bu, y juntos observaron cómo el sol se movía lentamente por el cielo. Al principio, Runi se sintió inquieto, pero a medida que pasaba el tiempo, empezó a apreciar la belleza del atardecer y la tranquilidad del momento. Finalmente, cuando el sol se ocultó, Tranqui recuperó su brillo y sonrió con gratitud.
"Gracias, Runi. Has demostrado paciencia y has aprendido a valorar la calma", dijo Tranqui, recuperando su serenidad habitual.
Después de ayudar a Tranqui, el Señor Bu y Runi continuaron su camino hasta llegar a un jardín lleno de flores marchitas. Allí encontraron a una pequeña criatura de color púrpura con grandes ojos tristes. Era Lo Siento 😔, el Modal del perdón.
"Hola, Lo Siento", saludó el Señor Bu con suavidad. "¿Qué te ocurre?"
Lo Siento suspiró y bajó la cabeza. "He estado sintiendo mucha tristeza últimamente. Nadie parece querer disculparse cuando hace algo mal, y eso me hace sentir invisible."
Runi se sintió mal al escuchar esto y se dio cuenta de que él mismo no había pedido perdón por sus errores. Se acercó a Lo Siento y, con voz sincera, dijo: "Lo siento por no haber sido amable ni considerado. Me disculpo por cómo he actuado."
Las palabras de Runi hicieron que Lo Siento levantara la mirada, sorprendido. "¿De verdad lo sientes?" preguntó con un atisbo de esperanza en sus ojos.
"Sí, lo siento de verdad. No me di cuenta de cuánto importaban mis palabras", respondió Runi.
En ese momento, Lo Siento empezó a brillar intensamente y las flores a su alrededor recuperaron su color y vitalidad. "Gracias, Runi. El perdón es un regalo poderoso que puede sanar corazones y restaurar la armonía", dijo Lo Siento, sonriendo.
A través de estas aventuras, Runi empezó a comprender que los Modales no eran solo reglas, sino maneras importantes de mostrar respeto y consideración hacia los demás. Se dio cuenta de que sus acciones y palabras podían tener un gran impacto en quienes lo rodeaban.
Finalmente, el Señor Bu se volvió hacia él con una mirada de satisfacción. "Has aprendido una valiosa lección, Runi. Ser directo en ocasiones puede ser grosero. El respeto, la paciencia y la amabilidad no solo ayudan a los demás, sino que también te hacen sentir mejor a ti mismo."
Con la isla de los Modales de nuevo en equilibrio, decidieron preparar una gran fiesta para celebrar. Los colores vibrantes volvieron a llenar cada rincón de la isla, y todos los Modales bailaron y rieron juntos, disfrutando de la alegría del momento. El sonido de la música y las risas llenaron el aire, y Runi sintió una calidez en su corazón al ver a todos tan felices.
Justo cuando la fiesta estaba en su momento álgido, Runi sintió un viento fuerte que lo envolvió de nuevo. Abrió los ojos y se encontró de vuelta en el ático de su casa, aferrado al viejo libro de modales. Parpadeó, confuso, preguntándose si todo había sido solo un sueño.
Pero, al recordar las aventuras y las lecciones aprendidas en la isla, supo que algo había cambiado en él. Desde ese día, Runi decidió que siempre velaría por los modales, asegurándose de que nunca se vieran afectados por su comportamiento.
Porque Runi había aprendido que las palabras y las acciones tienen un poder increíble: pueden construir puentes o crear barreras, hacer sonreír o hacer llorar. Y, al final, siempre es mejor elegir la bondad.
Y así, la Isla de los Modales permaneció en equilibrio, gracias a un pequeño niño que entendió la importancia de las palabras bonitas ✨.
Runi es un niño curioso y sincero, pero su falta de tacto afecta a quienes lo rodean. Un día, al encontrar un misterioso libro en el ático, es transportado a la Isla de los Modales, un lugar mágico donde sus acciones comienzan a desequilibrar la armonía. Guiado por el sabio Señor Bu, Runi ayuda a los Modales —Gracias, Porfi, Tranqui y Lo Siento— a recuperar su energía, aprendiendo valiosas lecciones sobre respeto, paciencia y empatía. Al regresar, Runi aplica lo aprendido, entendiendo que las palabras amables pueden construir un mundo mejor.
Muchos niños expresan lo que piensan sin filtros, lo que puede generar conflictos con amigos o familiares. Este cuento les ayuda a comprender la importancia de la empatía y cómo elegir palabras amables puede marcar la diferencia en sus interacciones.
Representad situaciones cotidianas (como pedir algo, disculparse o dar las gracias) y practicad cómo responder con cortesía y amabilidad.
Dibujad un árbol donde cada hoja represente un acto amable realizado por el niño. Cada vez que haga algo positivo, añadid una hoja nueva.
Cread una rueda donde los niños puedan señalar cómo creen que se siente alguien después de escuchar palabras amables o hirientes. Reflexionad sobre el impacto de sus palabras.
Antes de dormir, pedid al niño que mencione tres cosas por las que está agradecido. Esto refuerza el hábito de la gratitud.
Proponed actividades que requieran esperar, como ver juntos cómo se derrite un cubito de hielo o montar un puzzle. Usad el tiempo para hablar sobre la importancia de la calma.
Este cuento refuerza la idea de que los modales no son solo una cuestión de protocolo, sino una forma poderosa de construir relaciones saludables y fomentar la empatía. Enseñar a los niños a usar palabras amables, practicar la paciencia y expresar gratitud les prepara para una vida más feliz y en armonía con los demás.
"Las palabras y las acciones tienen un poder increíble: elige siempre la bondad."
Cuento con audiocuento