⛰️ Tito y la montaña parlante

📖 Un cuento para edades de 5 a 8 años.

⏳ Tiempo de lectura: 7 minutos.

📝 Un pequeño elefante descubre que volar no siempre requiere alas, sino algo más valioso.

En lo profundo de una selva donde los árboles tocaban el cielo y las flores brillaban como joyas bajo el sol, vivía un pequeño elefante llamado Tito 🐘. A pesar de ser un elefante, Tito siempre había soñado con volar. Se pasaba horas mirando las aves y mariposas, deseando con todo su corazón poder elevarse por los aires como ellas.

"Si tan solo tuviera alas," suspiraba Tito cada día. Pero, por mucho que intentara mover sus grandes orejas para volar, no conseguía despegar ni un centímetro del suelo.

Un día, mientras caminaba cabizbajo por la selva, Tito escuchó un murmullo que venía desde el centro del bosque. Era un sonido suave pero poderoso, como si la misma tierra estuviera hablando. Curioso, Tito siguió el sonido hasta llegar a Rocatón 🏔️, la montaña mágica de la que todos los animales huían. Rocatón era inmensa, cubierta de flores de todos los colores y con cascadas que caían desde las nubes. Pero lo más sorprendente de Rocatón no era su apariencia, sino el hecho de que... ¡podía hablar!

"¡Hola!" resonó una voz profunda desde la montaña. Tito se quedó paralizado, pero no por miedo, sino por la sorpresa. "¿Quién... quién está ahí?" preguntó titubeante.

"Soy Rocatón, la montaña. Y veo que eres un elefante muy valiente por acercarte a mí. Todos los demás animales me evitan porque piensan que soy aterradora."

Tito, que siempre había sido muy curioso, decidió quedarse. "No pareces aterradora... Bueno, un poco, pero también eres hermosa. ¿Por qué hablas?"

Rocatón soltó una risa que hizo vibrar el suelo bajo los pies de Tito. "Hace mucho tiempo, un mago me dio el don del habla, pero también me dejó aquí sola. He estado esperando a alguien con quien hablar durante años."

Tito, sintiendo la tristeza en la voz de Rocatón, decidió hacerle compañía. "Bueno, yo tampoco puedo volar como siempre he soñado. Quizás podamos hacernos compañía."

Y así fue como comenzó la extraña amistad entre un pequeño elefante y una montaña mágica. Tito visitaba a Rocatón todos los días, y cada vez que lo hacía, aprendía algo nuevo. Rocatón le contaba historias de tiempos antiguos, de criaturas fantásticas y de misterios escondidos en lo profundo de la selva. Tito, por su parte, le hablaba de sus deseos de volar, de sus sueños y de todas las cosas que veía en sus paseos.

Un día, después de contarle una historia particularmente emocionante sobre dragones 🐉 y castillos en las nubes, Rocatón dijo: "Tito, he estado pensando... Tal vez no necesitas alas para volar."

Tito parpadeó, confundido. "¿Cómo? ¡Eso no tiene sentido!"

"Escucha bien," continuó Rocatón, "Volar no siempre significa alzar el vuelo con alas. A veces, volar es sentirte libre, feliz y en lo más alto, aunque tus pies sigan en la tierra. Y eso se consigue con amigos que te apoyan y te elevan con su cariño." 💖

Tito se quedó en silencio, reflexionando sobre las palabras de la montaña. Al final, sonrió. "¿Quieres decir que... estar contigo y hablar de todas estas cosas me hace volar de otra manera?"

"Exactamente," respondió Rocatón con una sonrisa en su voz profunda. "A veces, los sueños se cumplen de maneras que no esperamos. La amistad es una de esas cosas mágicas que puede elevarnos más alto que cualquier par de alas."

Tito se sintió más ligero que nunca, como si de verdad pudiera volar. A partir de ese día, dejó de mirar con envidia a los pájaros y las mariposas 🦋. Ahora entendía que volar no solo era cuestión de estar en el aire, sino de sentirte libre y lleno de felicidad en el corazón. Y Rocatón, su gran amiga, lo había ayudado a descubrirlo.

Pasaron los días, las semanas y los meses, y la amistad entre Tito y Rocatón se fortaleció. Otros animales de la selva, curiosos al ver a Tito tan feliz junto a la montaña, comenzaron a acercarse también. Poco a poco, la selva que antes temía a Rocatón se llenó de risas y juegos alrededor de la montaña. Rocatón ya no estaba sola, y Tito tenía amigos que lo elevaban todos los días con su cariño y compañía.

Una noche, mientras el cielo se llenaba de luciérnagas y la selva brillaba como si estuviera cubierta de estrellas ✨, Tito se sentó al pie de Rocatón y miró hacia arriba, a las cascadas que caían desde lo alto. "Rocatón, ¿sabes qué? Creo que he encontrado la manera de volar."

"¿Ah, sí?" preguntó la montaña con un tono juguetón.

"Sí," respondió Tito con una gran sonrisa 😊. "Cada vez que estoy aquí, contigo y con todos nuestros amigos, siento que estoy más alto que nunca. No necesito alas para sentirme en las nubes."

Rocatón asintió suavemente, feliz de haber ayudado a Tito a descubrir algo tan importante. "Eso es lo maravilloso de la vida, Tito. A veces, lo que buscamos está justo frente a nosotros, solo tenemos que abrir los ojos y el corazón para verlo."

Desde entonces, Tito se convirtió en el elefante más feliz de la selva 🌳. Y aunque nunca voló como las aves, su corazón siempre estuvo en lo más alto, gracias a la amistad que había encontrado en Rocatón y en todos los demás animales. Porque, al final del día, volar no es cuestión de tener alas, sino de tener amigos que te eleven con su amor y apoyo.

Moraleja: No necesitas alas para volar alto, solo amigos que te apoyen en cada paso. Además, a veces, aquellos que parecen aterradores solo están esperando una oportunidad para mostrar su verdadero corazón. 💖

Y así, en la selva mágica, Tito y Rocatón vivieron felices, rodeados de amigos, y demostrando que, con un poco de amistad, todos podemos alcanzar las estrellas. 🌟

Fin.