📖 Un cuento para edades de 10 a 14 años.
⏳ Tiempo de lectura: 11 minutos.
📝 Aura enfrenta dificultades en los entrenamientos y toma decisiones que traerán consecuencias.
La vida en la nave había encontrado un ritmo propio. Cada pocos meses, los colonos entraban en hibernación para realizar los saltos estelares. Los viajes entre estrellas eran largos y agotadores, por lo que la mejor manera de afrontarlos era dormir mientras la nave se encargaba de saltar a través del espacio. Pero esos periodos de letargo no duraban para siempre. Después de cada salto, los colonos despertaban para realizar el mantenimiento de la nave, asegurarse de que los cultivos hidropónicos crecían adecuadamente y continuar con los experimentos que serían clave para la supervivencia en Veridia-7. 🌱🛠️
La rutina incluía, para los jóvenes como Aura, seguir con su formación en habilidades físicas y técnicas que los prepararía para la vida de Veridia-7. Las clases físicas no eran como las que había en la Tierra. Eran entrenamientos diseñados para prepararlos para sobrevivir en un planeta mucho más hostil, lleno de condiciones impredecibles: saltos en baja gravedad, carreras en terrenos abruptos y la capacidad de reaccionar ante cambios bruscos en la atmósfera. 🏃♀️🌪️
Aura lo hacía bien en algunas áreas, pero no destacaba como otros, especialmente como Isaac. Isaac, que ya era un chaval grande y fuerte antes de entrar en el programa, con sus mejoras biomecánicas en las extremidades, era capaz de saltar grandes distancias, mantener el equilibrio en situaciones extremas y responder con una velocidad que superaba la de la mayoría de sus compañeros. Sus prótesis estaban diseñadas para darle una ventaja física, y él no dudaba en recordárselo a todos, en especial a Aura.
“Estás aquí por tu madre, no por ti”, le soltaba casi a diario, cada vez que la veía tropezar o fallar en un ejercicio. “Si ella no fuera una de las oficiales, ya te habrían echado.”
Aura se quedaba en silencio, intentando concentrarse en sus ejercicios, pero las palabras de Isaac la perseguían. Sabía que no podía contárselo a su madre. Si lo hacía, Isaac tendría razón: necesitaría que su madre la defendiera, confirmando que no era lo suficientemente buena por sí misma. Así que decidió aguantar y soportar el acoso en silencio.
Una noche, después de un día particularmente duro, Aura ya no pudo más. Se dirigió a los compartimentos de Zoe y pidió a Liam que se juntara con ellas.
“Necesito vuestra ayuda”, dijo con firmeza al entrar en la habitación de Zoe.
“¿Qué pasa?”, preguntó Zoe, levantando la vista de su tablet holográfica.
“No puedo seguir así con Isaac. Me está haciendo la vida imposible, y cada día es peor. Quiero darle una lección”, explicó Aura, mordiéndose el labio.
Liam frunció el ceño. “¿Qué quieres hacer?”, preguntó, aunque ya tenía una idea de lo que Aura tenía en mente.
“Quiero que ajustemos mis mejoras. No mucho, solo lo suficiente para que pueda vencerle en los entrenamientos. Si puedo ganarle una vez, dejará de molestarme.”
Liam se inclinó hacia ella, bajando la voz. “¿Sabes lo que estás pidiendo? Es peligroso. Podrías meterte en un lío si alguien se entera.”
“No me importa”, dijo Aura, decidida. “Solo quiero que me dejen en paz.”
Zoe, siempre la más cautelosa, miró a Liam y luego a Aura. “Si hacemos esto, tienes que ser muy cuidadosa. No podemos fallar.”
Liam siempre había mostrado interés por la tecnología, y no era casualidad. Sus madres trabajaban en el desarrollo del software que controlaba varios de los sistemas principales de la nave, incluidas las mejoras biomecánicas. Desde joven, lo habían entrenado en aspectos técnicos, enseñándole cómo funcionaban estos sistemas y dándole acceso a simulaciones. Gracias a esto, Liam sabía lo suficiente como para intentar manejar las modificaciones de Aura.
Con su ayuda, los tres se colaron en la sala técnica. Allí, Liam accedió al sistema central que controlaba las mejoras biomecánicas. Las modificaciones de los colonos estaban conectadas a un software que regulaba sus capacidades. Las mejoras variaban según el tipo de prótesis y el rol de cada uno: algunos tenían mejoras en las piernas para aumentar la resistencia en condiciones de baja gravedad, otros en los brazos para manejar herramientas pesadas o realizar trabajos específicos en la superficie de Veridia-7. Aura tenía implantes que mejoraban su agilidad y resistencia, compensando su escasa estatura y fuerza física. 💪
Liam ajustó los parámetros de las mejoras de Aura, aumentando ligeramente su velocidad de reacción y su fuerza. Era un cambio sutil, pero suficiente para hacer una diferencia en los entrenamientos. Aura confiaba en que esto pondría a Isaac en su lugar.
Al día siguiente, en la clase física, todo parecía normal al principio. La prueba consistía en una carrera por un terreno simulado, con obstáculos que se movían al azar, imitando las condiciones que podrían encontrar en Veridia-7. Aura sintió que su cuerpo respondía mejor de lo habitual; sus reflejos eran más rápidos, sus saltos más ágiles. Isaac, como siempre, estaba listo para superarla.
“Hoy te va a costar un poco más ganarme”, le dijo Aura, sorprendiendo a Isaac con una sonrisa confiada.
La carrera comenzó, y para sorpresa de todos, Aura tomó la delantera, obstaculizando todo lo que podía el avance de Isaac, quien, irritado, comenzó a empujar sus límites, confiando en sus mejoras para alcanzarla. Sin embargo, algo empezó a ir mal. Las prótesis de Isaac, al ser forzadas más allá de su capacidad, comenzaron a fallar. En un intento desesperado por recuperar su ventaja, una de sus prótesis se sobrecargó, emitiendo un crujido metálico antes de quedar inutilizada. ⚠️
Ambos fueron llamados ante los instructores, donde tanto Isaac como Aura fueron castigados por su comportamiento temerario. Pero lo peor llegó más tarde. El fallo en las prótesis de Isaac no fue un incidente aislado. Pronto se descubrió que las modificaciones en el sistema habían afectado a varios colonos, cuyos implantes también comenzaron a mostrar problemas.
Mara fue alertada rápidamente y, tras investigar la fuente del problema, se enteró de que Aura había estado involucrada en la manipulación de las mejoras. Llamó a su hija a su oficina, con una expresión que mezclaba preocupación y decepción. 😔
“Aura, ¿cómo se te ocurrió hacer algo así?”, dijo Mara con firmeza, pero sin alzar la voz.
Aura, agotada por la situación, no pudo evitar sincerarse.
“Mamá, Isaac no me deja en paz. Me llama inútil, dice que estoy aquí solo por ti. No podía soportarlo más, no quería darle la razón pidiéndote ayuda.”
Mara la miró en silencio durante unos segundos, luego suspiró.
“Entiendo cómo te sientes, pero no puedes resolver las cosas de esta manera”, dijo Mara, con un tono más suave. “Sé que es difícil, pero no puedes dejar que lo que diga te defina. El acoso no desaparece cuando lo combates con más violencia o con engaños. La clave está en que no te afecte. Debes mostrarle que no tiene poder sobre ti, que eres fuerte por tus propios méritos, no por lo que él diga.”
Aura bajó la cabeza, pero las palabras de su madre la hicieron reflexionar.
“Lo más importante es que encuentres apoyo en las personas que te valoran. Habla con tus compañeros, crea un entorno donde él no pueda ganar simplemente porque te hace sentir pequeña. No es fácil, lo sé, pero siempre habrá personas que te apoyen si confías en ellas.”
Aura asintió lentamente, entendiendo el mensaje de su madre. Mara la abrazó antes de enviarla de vuelta a sus tareas, pero ahora Aura sentía que al menos tenía un plan para enfrentarse a Isaac sin recurrir a soluciones extremas. 💪
El castigo fue duro. Aura, Isaac, Liam y Zoe fueron enviados a trabajar en el reciclaje de residuos, una tarea repetitiva y agotadora. Isaac apenas les dirigía la palabra, y cuando terminó su rehabilitación, su actitud hacia Aura empeoró. Si bien no la molestaba tanto en público, el acoso se intensificó en los momentos en que estaban solos. Insultos susurrados, comentarios malintencionados… Isaac intentaba mantenerla aislada y vulnerable. 😡
Sin embargo, algo había cambiado. Los compañeros de clase comenzaron a darse cuenta de lo que sucedía realmente. Zoe, siempre a su lado, empezó a hablar con otros chicos sobre lo que Isaac hacía.
“No es justo lo que le está haciendo a Aura”, dijo Derek en una conversación con el grupo. “Está claro que ella solo intentaba defenderse.”
Poco a poco, más compañeros comenzaron a empatizar con Aura. Algunos, como Sara y Derek, incluso se enfrentaron a Isaac directamente durante una clase.
“Déjala en paz de una vez. Ya estamos hartos de tu actitud”, le espetó Derek frente a todos.
Isaac, sorprendido por la repentina oposición, retrocedió, pero la rabia no había desaparecido de su rostro. A partir de ese día, aunque Isaac seguía lanzando comentarios sarcásticos, ya no tenía el mismo control sobre Aura. Sabía que no estaba sola. Sus compañeros la apoyaban, y eso hacía que, por primera vez en mucho tiempo, Aura se sintiera más fuerte. No por las mejoras físicas, sino por la red de amistades que había formado a su alrededor. 🤝💜
En una nave rumbo a Veridia-7, Aura enfrenta el acoso constante de Isaac, un compañero que cuestiona su valía. Al principio, busca una solución arriesgada al intentar mejorar sus capacidades físicas con ayuda de sus amigos, lo que desata problemas más grandes. Con el apoyo de su madre y sus compañeros, Aura aprende que la fortaleza no está en las mejoras físicas, sino en la confianza en sí misma y en la red de apoyo que construye.
Los niños pueden identificarse con las emociones de Aura, como el miedo al rechazo, la necesidad de demostrar su valía y la frustración ante el acoso. Además, la historia refleja situaciones reales de competencia y conflictos en grupos, adaptadas a un entorno futurista.
Este cuento aborda la complejidad del acoso desde una perspectiva empática y ofrece herramientas para que los niños reflexionen sobre la importancia de apoyarse en su entorno. Refuerza la idea de que la fortaleza personal no se basa solo en capacidades físicas, sino en la resiliencia emocional y las relaciones positivas.
"La verdadera fortaleza no está en lo que puedes hacer, sino en cómo enfrentas los desafíos con confianza y apoyo."