📖 Un cuento para edades de 10 a 14 años.
⏳ Tiempo de lectura: 18 minutos.
📝 Aura desciende a un nuevo planeta y enfrenta peligros inesperados en su primera incursión.
Por fin llegó el día: El descenso a Veridia-7 fue algo que Aura había imaginado muchas veces durante los años que pasaron en la nave. Sabía que sería peligroso atravesar la atmósfera de un planeta tan lejano y, aunque los especialistas les habían asegurado que todo estaba bajo control, el zumbido de las alarmas dentro de la nave le recordaba que cualquier cosa podía salir mal.
El cinturón de seguridad la apretaba con fuerza mientras la nave comenzaba su entrada en la atmósfera. A su alrededor, otros colonos se aferraban a sus asientos, y algunos murmuraban frases silenciosas. Aura miró de reojo a su madre, que se encontraba concentrada, con la vista fija en el panel de datos frente a ella. Mara siempre parecía tenerlo todo bajo control, pero Aura sabía que hasta ella debía estar un poco nerviosa.
Fuera de la nave, los visores mostraban un resplandor intenso. Los gases que envolvían Veridia-7 chocaban contra la nave, creando chispas y destellos en los colores más inusuales que Aura había visto nunca. Verdes eléctricos, morados brillantes y destellos plateados iluminaban el cielo a medida que descendían. Era hermoso y aterrador al mismo tiempo. 🌈⚡
Por un momento, Aura cerró los ojos y apretó los puños, tratando de mantener la calma. A pesar de todos los entrenamientos, todas las lecciones y todo lo que había aprendido sobre Veridia-7, el miedo no desaparecía. Sentía una presión en el pecho que no podía ignorar, como si algo malo estuviera a punto de suceder.
La nave tembló con fuerza, y un par de gritos resonaron en la cabina. Aura contuvo el aliento mientras miraba a través de la ventanilla, esperando ver la superficie del planeta. Pero todo lo que veía era el resplandor cegador de la atmósfera.
"Todo va bien", se repitió en su mente, pero no podía evitar que su corazón latiera con fuerza.
Finalmente, tras lo que parecieron horas, las sacudidas se calmaron, y la nave emergió a través de la atmósfera. Frente a ellos, un paisaje completamente nuevo se desplegaba. Veridia-7 era como algo sacado de un sueño: bosques frondosos y montañas imponentes que se extendían hasta donde alcanzaba la vista, salpicados por lagos de aguas cristalinas que brillaban bajo un cielo con varias lunas. A lo lejos, se veían extrañas formaciones rocosas que daban la impresión de estar vivas. Todo era tan distinto de la Tierra que por un momento, Aura olvidó su miedo. 🌳🏞️
Cuando la nave finalmente aterrizó, los colonos soltaron un suspiro colectivo de alivio. Lo habían logrado.
Sin embargo, para Aura, el verdadero desafío estaba por comenzar. Aunque por fin habían llegado a Veridia-7, no se les permitía explorar el planeta de inmediato. Las condiciones, aunque similares a las de la Tierra, no eran exactamente iguales. Veridia-7 tenía una gravedad ligeramente menor que la de la Tierra, lo que hacía que los movimientos se sintieran un poco más ligeros y saltarines. Aunque eso podría parecer divertido, los especialistas querían asegurarse de que los cuerpos de los colonos se adaptaran gradualmente. Durante el viaje, habían alterado la composición del aire en la nave y ajustado la gravedad, pero aún así, debían proceder con cautela. 🌍
Las instalaciones donde los colonos debían permanecer estaban conectadas por largos pasillos de un material que parecía hecho de tiendas de campaña blancas. Todo estaba diseñado para mantenerlos seguros y controlados, pero para Aura y sus amigos, aquellos túneles se sentían más como una prisión. Después de tantos años en el espacio, lo único que querían era respirar el aire fresco de su nuevo hogar, sentir la tierra bajo sus pies y explorar el mundo que tanto tiempo habían esperado conocer.
Un día, después de terminar las clases y las tareas asignadas en la estación, Aura y su grupo de amigos, como de costumbre, deambulaban por los pasillos buscando algo que hacer. Zoe, con su entusiasmo inagotable, iba saltando de un lado a otro, mientras Liam comentaba algo sobre las últimas lecturas que había hecho acerca de los recursos minerales del planeta. Pero Aura estaba distraída, su mente vagaba, soñando con el día en que les permitieran salir al exterior.
De repente, Derek, el más observador del grupo, notó algo inusual en una de las juntas del pasillo. Se acercó y, tras examinarla de cerca, señaló un pequeño hueco.
—Mirad esto —dijo en voz baja, mientras los demás se acercaban.
Había un pequeño agujero, apenas visible, pero lo suficientemente grande como para que alguien pudiera sacar la mano al exterior. La tierra de Veridia-7 estaba al alcance. Aura, sin pensarlo, extendió la mano a través del hueco y tocó la suave textura del suelo. Era húmedo, fresco, y tenía un olor ligeramente dulce que le resultaba completamente extraño. 🌿
—Es increíble —susurró Zoe, asomándose también.
Pero su fascinación fue interrumpida de repente cuando Nim, la mascota de Aura, se escabulló por el hueco en un movimiento rápido. El pequeño híbrido, siempre curioso, se perdió de vista en cuestión de segundos.
—¡Nim! —gritó Aura desesperada, intentando atraer a su mascota de vuelta.
A través de las pequeñas ventanillas que había a lo largo del pasillo, podían ver a Nim moverse con rapidez, explorando con su olfato. No importaba cuánto lo llamaran, Nim parecía más interesado en los nuevos olores que en regresar.
—Tenemos que hacer algo —dijo Aura, intentando agrandar el hueco con las manos—. ¡No puedo dejar que se pierda ahí fuera!
—Espera —dijo Zoe, agarrando su brazo—. No podemos salir así, tenemos que avisar a los adultos.
Aura, a regañadientes, aceptó. Sabía que Zoe tenía razón, y probablemente los adultos ya habrían ideado algún método para rescatar a Nim sin poner a nadie en peligro. Juntos, comenzaron a caminar por el pasillo para buscar ayuda. Sin embargo, justo cuando estaban a punto de dar la vuelta en una esquina, un sonido inquietante resonó desde el exterior. Era como un gruñido bajo, acompañado del susurro de algo deslizándose por el suelo.
Aura se detuvo en seco. El miedo la recorrió como un escalofrío. No sabía lo que era, pero la idea de perder a Nim la aterrorizaba. Sin pensarlo dos veces, giró en dirección contraria y corrió hacia el hueco.
—¡Aura, no! —gritó Zoe, pero ya era demasiado tarde.
Aura se lanzó al suelo, forzando su cuerpo a pasar por el pequeño espacio del hueco con dificultad. Su corazón latía con fuerza mientras sentía la presión del material contra sus caderas, pero finalmente lo logró. Cuando salió al exterior, todo lo que pudo ver fue la inmensidad del paisaje alienígena que la rodeaba. Veridia-7 se desplegaba ante ella como un sueño: la vegetación era densa y vibrante, con tonos de verde que nunca había visto en la Tierra. Las plantas se mecían ligeramente bajo una brisa suave, y las extrañas formaciones rocosas que había visto desde la nave se entreveían entre las hojas del bosque a lo lejos. Era hermoso, pero a la vez, inquietante. Había algo en ese lugar que la hacía sentir pequeña y vulnerable. 🌿💫
Aura se dio cuenta de golpe de que había salido sin ningún equipo. No tenía ni un arma, ni brújula, ni siquiera una simple linterna. Sin nada con lo que defenderse u orientarse, el planeta, tan bello como era, de repente parecía un lugar hostil. La gravedad reducida le permitía moverse con ligereza, pero tras tantos meses con un techo sobre su cabeza, esta sensación no hacía más que reforzar la impresión de que no pertenecía allí.
Con el corazón latiendo a mil por hora, empezó a caminar, siguiendo lo que pensaba que podría ser el rastro de Nim. El aire era fresco, más fresco de lo que había imaginado, y el suelo bajo sus pies se sentía extraño, blando, casi como si respirara bajo su peso. Iba llamando suavemente a su mascota, su voz sonaba pequeña en medio de la vastedad del lugar.
Al poco, empezó a escuchar un zumbido. Miró al cielo y vio varias sondas voladoras que sobrevolaban la zona. Sus amigos debían haber llegado a los adultos, y ahora las sondas estaban buscándola.
Una de las sondas descendió a su altura, y un holograma se proyectó frente a ella. Era un joven, no mucho mayor que ella, con una expresión que mezclaba curiosidad y preocupación.
—Tienes que regresar —dijo con firmeza, aunque su tono no era del todo autoritario—. Este lugar es peligroso, y estás sola.
Aura lo ignoró y siguió caminando. Estaba decidida a encontrar a Nim, y aunque sabía que el joven tenía razón, no podía detenerse ahora.
—Escucha, estás en una zona de caza de un depredador —continuó el joven—. Hay un desnivel peligroso en esa dirección —señaló hacia su derecha— y plantas venenosas en el otro lado. ¡Tienes que tener cuidado!
Aura siguió caminando, sintiendo cómo el miedo crecía dentro de ella, pero también la urgencia de encontrar a su mascota. A medida que avanzaba, los colores del paisaje seguían sorprendiéndola: los verdes eran más intensos, y los tonos rojizos y naranjas de las hojas creaban un contraste vibrante con el cielo, donde las lunas de Veridia-7 comenzaban a ser visibles.
—No dejes que esos insectos se te acerquen —advirtió el joven desde la sonda—. Sus picaduras son extremadamente dolorosas.
Aura apartó un par de ramas a medida que avanzaba, todavía llamando suavemente a Nim. El holograma del joven la seguía, repitiendo advertencias, pero ella se mantenía enfocada en lo que estaba buscando. Finalmente, tras unos minutos de caminar con cautela, vio algo moverse entre los arbustos.
Era Nim. Pero no estaba solo.
Pequeños animales, parecidos a criaturas curiosas y juguetonas, rodeaban a su mascota. Al principio, Aura pensó que simplemente estaban investigando al nuevo intruso, pero cuando se acercó un poco más, notó algo inquietante: los pequeños animales estaban atacando a Nim, y él apenas podía defenderse.
—¡No! —gritó Aura, corriendo hacia ellos, ignorando por completo las advertencias del joven desde la sonda.
—¡Aura, no te acerques! —la voz del joven sonaba más desesperada ahora—. ¡Son solo crías! ¡Si las atacas, atraerás a la madre!
Pero Aura ya no escuchaba. Agarró un palo del suelo y corrió hacia los pequeños animales, intentando ahuyentarlos para salvar a Nim. Con un par de golpes, logró dispersarlos, pero cuando por fin prestó atención a las palabras del joven, fue demasiado tarde.
El sonido de un rugido amenazante hizo que se le aflojaran las rodillas. Aura miró a su alrededor, buscando el origen del ruido, y su corazón se detuvo cuando vio a la madre. Rodeando con su cuerpo flexible el tronco de un árbol cercano, la miraba fijamente una criatura imponente, más grande de lo que había imaginado, con intensos ojos rojos y garras afiladas que se clavaban en la madera como si fuera mantequilla.
Aura, sin soltar el palo, se puso en posición de defensa, tal y como había practicado en las clases, pero sabía que no estaba preparada para enfrentarse a un depredador tan grande. La criatura la observaba, midiendo cada uno de sus movimientos. El joven desde la sonda trataba de darle instrucciones, hablándole de las características de la bestia, pero Aura solo podía concentrarse en la criatura que tenía frente a ella.
La madre atacó. Aura logró esquivar su primer embate, pero la bestia solo estaba tanteando el terreno. Con su cuerpo flexible y sus potentes músculos podría derribarla fácilmente. Aura retrocedió un paso, manteniendo el palo en alto y vigilando los movimientos ágiles de la fiera. Su piel era de un gris oscuro, moteada por una especie de vello que recordaba al musgo, de manera que si se quedaba muy quieta podría pasar por una roca. De repente, la criatura se lanzó hacia ella, apuntando directamente a su cuello. 😨
Justo en el último segundo, un rayo láser salió disparado desde la sonda, impactando en el costado del depredador, lo que lo hizo retroceder momentáneamente. La bestia soltó un rugido de dolor, pero no se dio por vencida. Aura se dio cuenta de que su uniforme había sido desgarrado y que tenía un profundo arañazo en la piel, aunque apenas lo sintió por la adrenalina que corría por su cuerpo.
La criatura volvió a lanzarse, esta vez con más furia. Su movimiento fue más alto de lo que Aura esperaba, haciendo que en su intento de esquivar, perdiera el equilibrio y cayera sobre una roca. Sintió un golpe seco en las costillas y el dolor la dejó sin aliento. Mareada y aturdida, apenas pudo moverse cuando la madre se preparó para el golpe final.
En ese momento, dos figuras aparecieron corriendo desde el límite del bosque. Los adultos. Se movían rápidamente, haciendo ruido para espantar al depredador. La criatura, al ver que ya no tenía la ventaja, se retiró, desapareciendo entre la vegetación.
Aura se estiró boca arriba en el suelo, jadeando, mientras uno de los adultos se arrodillaba a su lado para ayudarla a levantarse.
—Vamos, te llevaremos de vuelta a la base —dijo con voz firme, mientras el otro adulto recogía a Nim, que también estaba herido pero aún respiraba.
De vuelta en la base, Aura fue llevada directamente a la enfermería. Su madre, Mara, estaba allí, esperando con una mezcla de alivio y preocupación en su rostro. Pero cuando por fin la vio, su expresión cambió a una de desaprobación.
—Has sido increíblemente temeraria, Aura —le dijo, con la voz firme pero contenida—. Me alegra tenerte de vuelta, a ti y a Nim, pero no puedes volver a hacer algo así jamás. Esa criatura que te atacó era solo uno de los ejemplares pequeños de este planeta. Has tenido muchísima suerte de que todo haya terminado así.
Las palabras de su madre la hicieron sentir mal, pero sabía que tenía razón. Había sido imprudente.
—No puede ser que mi hija sea la adolescente que de más problemas en esta base, Aura. Por favor, cuenta más conmigo en el futuro y permíteme ayudarte a solucionar los problemas —añadió Mara mientras se giraba disgustada y salía por la puerta sin dar tiempo a réplica a su hija.
Aura sintió una punzada de remordimiento importante, se sentía un desastre, siempre causando problemas. Pero un rato después, sus amigos entraron excitadísimos en la enfermería. Zoe y Liam la rodearon, llenándola de preguntas.
—¡Cuéntanos! —exclamó Zoe—. ¿Cómo era todo allá afuera? ¿Qué has visto?
Aura, aún dolorida pero aliviada, comenzó a contarles todo, con cada detalle que recordaba. Mientras hablaba, sentía que algo había cambiado. Por mucho que la situación hubiese sido peligrosa, había logrado enfrentarse a lo desconocido.
Tras esta incursión, los oficiales decidieron, finalmente, que era hora de empezar a dejar que los colonos conocieran de una vez el planeta que tanto habían esperado. Así que se prepararon para las primeras expediciones del personal no militar. Por fin iban a encontrarse, de verdad, con Veridia-7.🌍
Este cuento sigue a Aura, una adolescente que finalmente aterriza con su familia y compañeros en Veridia-7, un planeta misterioso y bello pero también hostil. Durante su adaptación al nuevo entorno, Aura se enfrenta a situaciones peligrosas, incluida una incursión en el exterior para rescatar a su mascota, que la pone cara a cara con los riesgos del nuevo mundo.
Los niños pueden identificarse con situaciones como:
Este cuento pone en relieve la importancia de enseñar a los niños a valorar la prudencia y la comunicación al enfrentar situaciones desafiantes. Refuérzales que no están solos en sus problemas y que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de inteligencia y responsabilidad.
"Enfrentar lo desconocido es valiente, pero hacerlo con cabeza y en equipo es sabio."