
🎪 Una pulga de circo
Tiempo de lectura: 7 minutos.
📖 Un cuento para edades de 4 a 8 años.
⏳ Tiempo de lectura: 3 minutos.
📝 Un día distinto en el parque enseña que lo nuevo puede sorprender… y gustar.
🗂️ Clasificado en: Cuentos con valores - Cuentos para resolver conflictos - Cuentos de amistad - Cuentos para superar miedos - Cuentos de animales - Cuentos para aprender hábitos saludables
Había una vez un perro salchicha que vivía en una casa estupenda. Tenía su cama mullida, sus juguetes preferidos y un cuenco siempre lleno. Todos los días, su dueña lo llevaba al parque, donde se reunía con sus mejores amigos: perro hamburguesa y perro pizza. ¡Menuda pandilla formaban!
Un día, todo cambió. Cuando llegaron al parque, allí estaba… un perro nuevo. No era como ellos. Era ágil, juguetón, rebosante de energía y, lo peor de todo para perro salchicha, espantosamente diferente.
—Este es perro ensalada, nuestro nuevo vecino —le dijo su dueña, sonriendo.
Pero perro salchicha no quiso saber nada. Seguro que era un horror. Cada vez que perro ensalada se acercaba moviendo el rabo, él le ladraba con todas sus fuerzas. Incluso le contó orgulloso a sus amigos que, un día, tuvo que darle un pequeño mordisco para dejar claro que no quería que invadiera su espacio. Los tres decidieron: perro ensalada no jugaría con ellos.
Pasaron los días, y aunque se fueron acostumbrando a verlo, siguieron ignorándolo.
Hasta que, una tarde, perro salchicha estaba solo en el parque. El resto de amigos no estaban, su dueña estaba ocupada con el portátil y él se aburría olfateando por ahí. De pronto, apareció perro ensalada con una pelota nueva. Sus dueños se la lanzaban una y otra vez, y él corría como un rayo para atraparla.
Perro salchicha lo miraba con una mezcla de envidia y ganas de unirse… pero se dijo: —No. Ese perro es asqueroso. Hay que mantenerse firme.
Hasta que, de pronto, la pelota cayó cerca de él. Perro ensalada se acercó y, con dos ladridos alegres, lo invitó a jugar. Perro salchicha fingió dignidad, olfateó la pelota… y, con mucho cuidado, se la llevó a los dueños de perro ensalada. Ellos le acariciaron la cabeza y la volvieron a lanzar.
Ya no pudo resistirlo. Salió corriendo junto a perro ensalada y jugaron juntos el resto de la tarde.
A la mañana siguiente, perro salchicha reunió a sus amigos y les dijo: —Chicos, me equivoqué. Perro ensalada mola.
Desde ese día, los cuatro jugaron siempre juntos. Perro ensalada estaba feliz… aunque, en el fondo, sonreía pensando: —Ya veréis cómo se ponen estos cuando llegue mi colega… perro pescado. 🐟
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El tranquilo mundo de perro salchicha se tambalea con la llegada de un perro nuevo al parque: perro ensalada. No se parece en nada a él ni a sus amigos, perro hamburguesa y perro pizza. ¿Cómo iba a encajar con ellos? Pero cuando se da la oportunidad de jugar juntos, perro salchicha descubre que las apariencias engañan… y los sabores también.
Este cuento conecta con dos temas clave en la infancia: las relaciones sociales y los gustos alimentarios. De forma simbólica, plantea cómo lo diferente —personas o comidas— puede despertar rechazo, pero también sorpresa y disfrute si se le da una oportunidad. Además, el juego con perros-comida resulta muy atractivo y divertido para los niños, abriendo la puerta a conversar sobre qué comen, qué rechazan y por qué.
La historia refleja perfectamente lo que ocurre a menudo cuando se enfrentan a algo nuevo: niños que no quieren probar ciertas comidas, o que rechazan a alguien por ser distinto. Perro ensalada representa esa figura que genera recelo pero acaba conquistando con su energía y naturalidad. El cuento también normaliza el cambio de opinión: decir “me equivoqué” no es un fracaso, sino una señal de crecimiento.
Reflexión para las familias:
Además de trabajar valores sociales, el cuento ofrece una oportunidad fantástica para revisar en casa qué mensajes damos sobre la comida. ¿Decimos que la verdura es aburrida o “de mayores”? ¿Ofrecemos nuevas opciones sin presionar? Normalizar sabores diferentes y descubrirlos desde el juego puede marcar la diferencia.
“Perro ensalada mola.”