📖 Un cuento para edades de 4 a 8 años.
⏳ Tiempo de lectura: 3 minutos.
📝 Dos amigos encuentran algo especial en el fondo del mar y aprenden una valiosa lección.
En las profundidades del mar, un día soleado, Glupi y Tina nadaban tranquilamente entre los corales. De repente, algo brillante llamó su atención. Entre las algas, encontraron una pequeña bola redonda y colorida. Era una canica humana que brillaba con todos los colores del arcoíris cuando le daban los rayos del sol.
“¡Wow, mira eso!” exclamó Glupi. “¡Es una canica mágica! ¡La quiero para mí!” 😮
Tina frunció el ceño. “No, Glupi. Yo la encontré también. ¡Es mía!” 😤
Ambos amigos se miraron de forma desafiante. Glupi infló sus mejillas, pero no como cuando tenía miedo, ¡sino de enfado! Tina, que siempre estaba tranquila, también empezó a perder la paciencia.
“¡Yo la vi primero!” gritó Glupi 😠.
“¡Pero yo la quiero más!” respondió Tina, cruzando sus aletas 😡.
El ambiente, que antes era alegre, se volvió tenso. Los dos amigos se giraron, dándose la espalda, sin saber qué hacer. Ninguno quería ceder.
De repente, mientras seguían enfadados, apareció Lolo, el pulpo. “¿Qué pasa aquí?” preguntó, moviendo sus tentáculos curiosamente 🐙.
“Encontramos esta canica mágica, pero Tina no me deja quedármela”, explicó Glupi, inflado de rabia 😡.
“¡No es verdad! Glupi no quiere compartirla conmigo”, añadió Tina 😔.
Lolo los miró a ambos y luego observó la canica. “¡Vaya, es muy bonita! Pero, ¿sabéis qué? Discutir no va a hacer que la canica sea más mágica. ¿Por qué no intentáis compartirla?”
Tina y Glupi lo miraron confundidos. “¿Compartirla? ¿Cómo se puede compartir una canica?” preguntó Glupi 🤔.
Lolo sonrió y empezó a explicar. “Podéis turnaros para jugar con ella. Un día la tienes tú, otro día la tiene Tina. O incluso, podéis jugar juntos con ella. A veces, lo más mágico de algo es poder disfrutarlo con un amigo.”
Tina y Glupi se quedaron callados, pensando en lo que había dicho Lolo. Al mirarse, ambos se sintieron un poco tristes por haber discutido.
“Lo siento, Glupi”, dijo Tina, bajando la mirada. “No quería que nos peleáramos por esto. Podemos compartirla.”
“Yo también lo siento, Tina”, respondió Glupi, desinflándose lentamente. “Tienes razón. Es más divertido si la usamos los dos.”
Lolo se rió. “¡Eso está mejor! Ahora, ¿por qué no hacemos una carrera de canicas? Yo puedo hacer el circuito con mis tentáculos.” 🐙🎉
Y así fue como Tina y Glupi aprendieron que compartir es mucho más divertido que discutir. Jugaron juntos con la canica todo el día, riendo y disfrutando, y al final, la canica no era lo más mágico… lo más mágico era su amistad 😊💫.
Fin.
Glupi y Tina encuentran una canica mágica en el fondo del mar y se enfrentan al dilema de quién debería quedársela. Su discusión los separa hasta que Lolo, el pulpo sabio, les enseña el valor de compartir y disfrutar juntos. Finalmente, aprenden que su amistad es más valiosa que cualquier objeto y pasan el día jugando felices con la canica.
Practicar con los niños el concepto de turnarse con un juguete o actividad, reforzando la idea de compartir.
Crear actividades donde los niños deban colaborar para alcanzar un objetivo común, como construir algo o resolver un pequeño enigma.
Invitar a los niños a reflexionar sobre cómo resolverían situaciones similares con sus amigos o hermanos.
"Lo más mágico no es el objeto que encontramos, sino los amigos con quienes lo compartimos."